Dicen que la vida está llena de casualidades. Debe ser por eso que a mi me tocó ser transexual. Siempre tuve el temor de que, por serlo, algún día pudiera llegar a ser agredida. Es lo que a lo largo de la vida he visto que le ocurre a otras mujeres como yo.
Hoy estoy aquí, escribiendo esta carta, para denunciar la agresión que sufrí el pasado día tres de julio en el gimnasio Fitness First de Gijón.
Soy usuaria de ese centro desde hace tiempo debido a que tengo una dolencia y una prescripción médica me lo aconseja. Cuando decidí darme de alta en el mismo, hice constar mi condición de persona transexual y la posibilidad de utilizar el vestuario de mujeres para cambiarme. La respuesta fue que, debido a lo que decía mi DNI, solo podía utilizar el vestuario masculino. Los informes sobre transexualidad no sirvieron para nada.
Es verdad que, desde el comienzo, sentí comentarios insultantes y humillantes hacia mi persona, pero el gimnasio ante ello reiteró que la única posibilidad era la que estaba en marcha.
El pasado día tres de julio, cuando estaba en la ducha, sentí un fuerte golpe; era la puerta que alguien había abierto de una patada desde fuera. Me dio un golpe que me dejó conmocionada. A partir de ese momento solo recuerdo cómo me sacaron a rastras, desnuda y tirada en el suelo mientras me golpeaban e insultaban.
En medio de una situación de pánico, muerta de vergüenza, logré medio vestirme y salir corriendo del vestuario. Antes de alcanzar la calle, paré en recepción donde simplemente me entregaron un pañuelo para la sangre que me salía por la nariz y boca.
Desde entonces hasta hoy nadie se ha puesto en contacto conmigo. Debieron cambiar mucho las cosas porque antes me llamaban cada dos por tres para ofrecerme regalos si hacía nuevos socios para el gimnasio.
Ya antes de estos hechos, debido a cuestiones relacionadas con un acoso de carácter laboral, tuve que ir a los tribunales. Gané el juicio pero todavía hoy estoy a la espera de que se cumpla la sentencia.
Este hecho me hizo entrar en una profunda depresión que motivó mi baja laboral. Todos los esfuerzos por recuperarme se vienen ahora abajo tras la agresión sufrida en el gimnasio.
A veces me dicen que las cosas están cambiando. Yo la verdad es que cuando miro hacia mi propia vida lo único que veo son humillaciones y desprecio. Tengo miedo de que después de sufrir esta agresión gratuita e injustificada, todo quede impune.
Me gustaría pensar que esas cosas que se dicen de la igualdad, de los derechos de todas las personas y demás puedan permitir que, al menos por esta vez, sienta que se juzga a quien me agredió para recuperar así mi orgullo y dignidad como persona y también que el gimnasio acabe por asumir las responsabilidades que le corresponden, pues fueron ellos quienes con su decisión, sentaron las bases de la agresión que sufrí.
Y.A.S
Hoy estoy aquí, escribiendo esta carta, para denunciar la agresión que sufrí el pasado día tres de julio en el gimnasio Fitness First de Gijón.
Soy usuaria de ese centro desde hace tiempo debido a que tengo una dolencia y una prescripción médica me lo aconseja. Cuando decidí darme de alta en el mismo, hice constar mi condición de persona transexual y la posibilidad de utilizar el vestuario de mujeres para cambiarme. La respuesta fue que, debido a lo que decía mi DNI, solo podía utilizar el vestuario masculino. Los informes sobre transexualidad no sirvieron para nada.
Es verdad que, desde el comienzo, sentí comentarios insultantes y humillantes hacia mi persona, pero el gimnasio ante ello reiteró que la única posibilidad era la que estaba en marcha.
El pasado día tres de julio, cuando estaba en la ducha, sentí un fuerte golpe; era la puerta que alguien había abierto de una patada desde fuera. Me dio un golpe que me dejó conmocionada. A partir de ese momento solo recuerdo cómo me sacaron a rastras, desnuda y tirada en el suelo mientras me golpeaban e insultaban.
En medio de una situación de pánico, muerta de vergüenza, logré medio vestirme y salir corriendo del vestuario. Antes de alcanzar la calle, paré en recepción donde simplemente me entregaron un pañuelo para la sangre que me salía por la nariz y boca.
Desde entonces hasta hoy nadie se ha puesto en contacto conmigo. Debieron cambiar mucho las cosas porque antes me llamaban cada dos por tres para ofrecerme regalos si hacía nuevos socios para el gimnasio.
Ya antes de estos hechos, debido a cuestiones relacionadas con un acoso de carácter laboral, tuve que ir a los tribunales. Gané el juicio pero todavía hoy estoy a la espera de que se cumpla la sentencia.
Este hecho me hizo entrar en una profunda depresión que motivó mi baja laboral. Todos los esfuerzos por recuperarme se vienen ahora abajo tras la agresión sufrida en el gimnasio.
A veces me dicen que las cosas están cambiando. Yo la verdad es que cuando miro hacia mi propia vida lo único que veo son humillaciones y desprecio. Tengo miedo de que después de sufrir esta agresión gratuita e injustificada, todo quede impune.
Me gustaría pensar que esas cosas que se dicen de la igualdad, de los derechos de todas las personas y demás puedan permitir que, al menos por esta vez, sienta que se juzga a quien me agredió para recuperar así mi orgullo y dignidad como persona y también que el gimnasio acabe por asumir las responsabilidades que le corresponden, pues fueron ellos quienes con su decisión, sentaron las bases de la agresión que sufrí.
Y.A.S
Deberían de meter a esos energúmenos a la cárcel.
ResponderEliminarDesde aquí todo mi apoyo A UNA MUJER QUE ES MUCHO MÁS MUJER, QUE ESOS CABRONAZOS HOMBRES.
Les tenías que haber pegado una patada en el simulacro de pelotas que tienen, si es que tienen ese simulacro. Las pelotas las perdieron hace tiempo. Sin educación ni dignidad nacieron
Terrible. Todavia no me puedo creer que esto haya pasado el Xixón. Espero que las autoridades tengan una reacción ejemplar. Y suscribo lo del anonimo anterior
ResponderEliminarTodo mi aprecio y cariño para ti. Todo mi desprecio y repugnancia hacía esos animales bípedos, que desde luego son cualquier cosa menos hombres que se vistan por los pies.
ResponderEliminarAún deberán de pasar años (desgraciadamente), para que podamos vivir en una sociedad verdaderamente libre.
Te deseo lo mejor de todo corazón y desde luego mucha, muchisima suerte con la Justicia.
Pero si ya sabe como son los gimnasios pa que se mete
ResponderEliminarAnónimo, no creo que todos los gimnasios sean así, me parece que la mayoría son restuosos con las mujeres y sirven para lo que tienen que servir, osea para logar un cuerpo sano y en forma, que creo que nada tiene que ver con la orientación sexual de las y los que vamos a los gimnasios
ResponderEliminarMe parez que vas a pocos chica. En los gimnasios lo que mas hay son los musculitos y los machitos porque ligan mas alli que en una discoteca. Que se meta una transsexual les rompe los esquemas
ResponderEliminarAnónimo dinos a cual vas tú para no ir
ResponderEliminarYo tambien me senti agobiada mas de una vez y no soy transexual.El ayuntamiento podia poner un ginnasio municipal donde podamos ir si tener problemas
ResponderEliminarA mi me parece totalmente una atrocidad completa. Todo mi apoyo a la transexual agredida y espero que se haga justicia.
ResponderEliminarTambién os felicito por esta página sobre Gijón que no conocía. Me parece muy buena. Es una agradable sorpresa.
No me parece que sea una buena idea esa que se apunta de crear gimnasios para transexuales. Pienso que se debe apoyar a la victima y exigir justicia para que no se vuelvan a producir situaciones como esta que se narra.
ResponderEliminarMi apoyo total a esta mujer. No soy socia de ese gimnasio, pero desde este momento no se lo recomendaré a nadie. Qué falta de respeto, de educación. La negación de auxilio es delito.
ResponderEliminarIncreible que pasen cosas como esta. Hay gente muy mala por el mundo. Dicen que los tiempos han cambiado, pero muchas personas no.
ResponderEliminarYo soy gay, y nunca me han dado una paliza por suerte, pero si que he sufrido burlas y humillaciones sin merecerlas.
En un mundo en el que somos todos iguales, ¿quien es peor el que hace su vida normal como ir a una piscina sin hacer daño a nadie, o el que libremente decide darle una paliza a otro por pensar que es diferente?
Indignante. Mi apoyo total a esta mujer.
LA MADRE QUE LOS PARIO!! A LOS USUARIOS Y RESPONSABLES DE ESE GIMNASIO Y EN RESPUESTA A OTRO COMENTARIO,HAY GIMNASIA Y DEMAS EN LOS CENTROS MUNICIPALES,YO TRABAJO EN UNO,Y QUE NO PASE NA,PORQUE ME LOS CARGO A TODOS!!!!!
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